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Como informa la página web de La Moncloa, en España, la pobreza se hereda: quien ha nacido y crecido en la pobreza muy probablemente será pobre de adulto. Esta transmisión de la pobreza de padres a hijos supone, en última instancia, una reducción de la igualdad de oportunidades, ya que la movilidad social tiene más que ver con el origen que con el mérito individual.

Como explica el último informe del Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, la transmisión intergeneracional de la pobreza se observa cuando se ponen en relación el riesgo de pobreza de personas adultas y el origen familiar. Esta relación se mide mediante dos indicadores extraídos del módulo de transmisión intergeneracional de la pobreza de la Encuesta de Condiciones de Vida: la ocupación del padre y la situación económica del hogar durante la adolescencia.

 

Con respecto a la ocupación del padre, los datos muestran que 1 de cada 3 hijos de padres con «ocupaciones elementales» se encuentran en riesgo de pobreza de adultos. En cambio, en los hijos de «directores o gerentes» esta cifra es de 1 de cada 10, más de tres veces menor.

 

La situación económica del hogar en el que se crece también afecta en gran medida al riesgo de pobreza en la adultez. Los datos muestran que más de la mitad de las personas que crecieron en hogares con una situación económica muy mala padecen riesgo de pobreza en la actualidad. Por el contrario, solo el 14% de las personas que crecieron en un hogar con una situación económica muy buena sufren este riesgo.

 

Tener hijos aumenta el riesgo

Tener hijos e hijas es un factor de riesgo para las familias con menos recursos que, en términos relativos, asumen mayores costes de crianza.

 

En el caso de personas que crecieron en hogares en los que el padre tenía una ocupación elemental, la posibilidad de encontrarse en pobreza de adultos es 10 puntos porcentuales mayor si tienen hijos o hijas.

 

El riesgo de pobreza aumenta también entre las personas que crecieron en un hogar con una situación económica mala o moderadamente mala y en la actualidad tienen hijos o hijas, en este caso 14 puntos porcentuales.

 

La evidencia de la transmisión de la pobreza y el riesgo que supone tener hijos que, a su vez, se enfrentarán a esa misma pobreza, nos posicionan en un escenario claro: en nuestro país la pobreza es hereditaria.

Romper el círculo

La adopción de medidas basadas en la inversión en familia e infancia, el blindaje de un sistema de prestaciones estable, eficaz y eficiente, el desarrollo de una fiscalidad más justa, la mejora de las condiciones del mercado laboral y la promoción de un sistema educativo inclusivo y de calidad desde la primera infancia han de ser las herramientas que rompan este círculo de desventajas que es la pobreza en nuestro país.

 

En octubre se celebra el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, reconocido por la ONU en 1992. Casi tres décadas después, esta continúa siendo una deuda pendiente de nuestro país, sobre todo con la infancia: España es el tercer país de la UE con mayor tasa de pobreza infantil, solo por detrás de Rumanía y Bulgaria. Trabajar por la ruptura de este círculo de pobreza ha de ser un objetivo de Estado hasta alcanzar un horizonte en el que todos los niños y niñas en nuestro país tengan las mismas oportunidades sin importar las condiciones de su nacimiento.